Mayor equilibrio, bienestar y relajación: El masaje para bebés lo hace posible. Pero, ¿hay que prestar especial atención a los bebés? ¿Deberías usar aceite o es mejor no hacerlo? ¡Hemos recopilado la información más importante para ti!
A los bebés les encanta que les acaricien
Incluso los recién nacidos tienen un fino sentido del tacto y perciben su entorno a través del tacto. Pueden sentir si son abrazados/as por la mamá, el papá o un extraño. Los abrazos, los mimos y las caricias fortalecen el cuerpecito, despiertan los sentidos y también promueven positivamente el desarrollo psicológico. Los estudios demuestran que el masaje para bebés refuerza la vinculación entre la madre y el bebé. Esto es especialmente importante porque una buena relación tiene un efecto duradero en el carácter y el comportamiento del/de la niño/a.
Los mimos son especialmente
buenos cuando los bebés atraviesan fases difíciles, por ejemplo, si tienen
problemas digestivos o les están saliendo los dientes. Incluso los recién
nacidos muestran efectos positivos en su desarrollo. En los tres primeros meses
de vida, muchos/as niños/as sufren los llamados cólicos del lactante. Un suave
masaje puede ayudar a aliviar las molestias.
Las ventajas del masaje para bebés:
- Refuerza la vinculación
- Promueve el desarrollo psicológico
- El contacto con la piel influye positivamente en la salud del/de la niño/a
- Puede aliviar los cólicos del lactante
- Puede reducir el llanto
- Puede favorecer el aumento de peso y el desarrollo motor
¿Cuándo se puede empezar a dar masajes a los bebés y cuál es el mejor momento?
Tan pronto como el ombligo se haya curado bien, los/as recién nacidos/as pueden recibir un masaje diario, esto suele suceder normalmente hacia la cuarta semana de vida.
Recién alimentados y bien descansados, los/as bebés disfrutan al máximo del masaje. Aproximadamente una hora antes o después de la comida o después del baño es el momento ideal para ello.
Masaje para bebés paso a paso
- Garantizar un ambiente agradable: De 23 a 26° es la temperatura ambiente
óptima.
- Prepara una base gruesa con una toalla.
- Respira profundamente y relájate.
- Prepara aceite
vegetal: por ejemplo, aceite de oliva, de girasol o de almendras (no
utilices aceites esenciales, ya que la nariz del/de la bebé es muy sensible y
puede irritar la piel).
- Calentar las manos: Las
manos calientes proporcionan
una agradable sensación de masaje.
- Frotar las manos con unas
gotas de aceite.
- Comience con movimientos masajeantes desde la cabecita hasta los pies del/de la
bebé.
- Posteriormente, los diferentes movimientos
garantizan una relajación total. Por ejemplo:
- Usando ambas manos masajea hacia fuera lejos del ombligo
- Realiza movimientos circulares alrededor del ombligo con una mano en el sentido de las agujas del reloj
- La "rueda de agua": una mano acaricia por encima del ombligo en un semicírculo en sentido contrario a las agujas del reloj, la otra mano acaricia por debajo del ombligo en un semicírculo en sentido de las agujas del reloj (consulta el gráfico)
Gráfico: MAM Babyartikel
Descripción: se muestran diferentes técnicas de masaje para bebés mediante una
ilustración.
Con el fin de ofrecer a los/as bebés una relajación perfecta, se recomienda ponerse en contacto con especialistas formados en masajes para bebés antes de la primera aplicación. Dependiendo de la región, pueden ser pediatras, personal de atención pediátrica especializada, profesionales formados en masaje infantil o matronas. De este modo, puedes estar seguro/a de que movimiento se realiza a la perfección.
Importante: para evitar un accidente, asegúrate siempre de no dejar al/a la bebé solo/a ni un segundo cuando lo estés masajeando, por ejemplo, en un cambiador elevado.
Tras el masaje, un cojín caliente de huesos de cereza, por ejemplo, prolonga el bienestar. Puedes envolver a tu bebé en una suave manta o toalla y seguir "acurrucada" un rato. ¡El tiempo de intimidad está garantizado y las quejas por cólicos se olvidan rápidamente!
Fotos: Unsplash
Fuentes:
Babyjahre, Remo H. Largo, Editorial Piper, Múnich/Berlín, nueva edición 2017, página 75