Semillas de chía, bayas de goji, acai: la etiqueta de "superalimento" se utiliza de muchas maneras diferentes. Pero, ¿cuál es el superalimento para los bebés? Claramente: ¡leche materna! Ya sean médicos/as, matronas o asesores/as de la lactancia, todos/as coinciden en una cosa: La lactancia materna es lo mejor para tu bebé. Por ejemplo, las sustancias de defensa y las hormonas como la leptina desempeñan un papel importante en este proceso. ¿Cómo convierten la leche materna en una verdadera poción mágica que favorece la salud? En este artículo aprenderás todo esto y más.
No en vano la leche materna se llama oro líquido. ¿La genialidad de esto? La leche de cada madre está, por naturaleza, adaptada exactamente a su propio bebé.
Los valiosos componentes de la leche materna en un vistazo:
Nutrientes:
El perfecto equilibrio nutricional de la leche materna garantiza la correcta programación del metabolismo del bebé. A largo plazo, esto supone una protección contra las enfermedades de la civilización, como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.
Anticuerpos:
La leche materna contiene un gran número de células y sustancias mensajeras que forman y entrenan el sistema inmunitario y apoyan las defensas del/de la niño/a en la lucha contra las infecciones. Estas células son, por ejemplo, diferentes glóbulos blancos, es decir, células vivas, capaces de luchar contra los agentes patógenos. Por lo tanto, los/as niños/as que reciben leche materna tienen menos infecciones respiratorias, menos diarrea y menos infecciones de oído en comparación con los/las niños/as alimentados con leche artificial.
Factores de crecimiento y hormonas:
Estos ingredientes permiten que los órganos y los tejidos individuales maduren, apoyan el crecimiento saludable y regulan el equilibrio hormonal. Las hormonas leptina y grehlin, por ejemplo, son responsables de la regulación de la "saciedad" y el "hambre". La correcta interacción de estas dos hormonas es esencial para una sana sensación de hambre y saciedad.
Enzimas digestivas y sustancias mensajeras de transporte:
La leche materna es especialmente fácil de digerir para el/la bebé. Esto se debe principalmente a las enzimas digestivas que contiene la leche materna. La leche materna aporta varias enzimas digestivas para las grasas, las proteínas y los hidratos de carbono, lo que facilita la descomposición y el procesamiento de los nutrientes. Las sustancias mensajeras de transporte que también contiene garantizan la buena absorción de vitaminas como la vitamina B12 o el hierro.
Probióticos y prebióticos:
La leche materna contiene muchos tipos diferentes de bacterias lácticas (los llamados probióticos) que ayudan a crear una flora intestinal saludable. Inhiben la adhesión de bacterias y virus a la mucosa intestinal y, por tanto, protegen a tu bebé de las infecciones gastrointestinales y la diarrea. Los prebióticos contenidos, es decir, los azúcares no digeribles, tienen la función de nutrir a las bacterias lácticas, es decir que sirven de "alimento" para los probióticos. Además, algunos prebióticos también tienen propiedades para inhibir el crecimiento de gérmenes causantes de enfermedades.
Nucleótidos y células madre:
Los nucleótidos son los bloques de construcción de nuestra información genética y, por tanto, son importantes para nuestro organismo. Además de estos bloques de construcción, la leche materna también contiene células madre a partir de las cuales se pueden formar se pueden formar casi todos los tejidos del cuerpo, es decir, tejido nervioso, tejido de órganos, células sanguíneas, etc.
Así que, en resumen, la leche materna es un superalimento único que favorece la salud del bebé.
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Natascha Kanta
Fuentes:
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