En la quinta semana de embarazo, tu bebé ya tiene tres semanas realmente y por fin ha "ocupado" el útero. A continuación te explicamos a partir de cuándo tiene sentido una prueba de embarazo, por qué tu tesoro ahora se parece ahora a un pequeño OVNI, y qué más ocurre al comienzo del primer trimestre.
¿Qué ocurre en este momento dentro del vientre?
El embrión se ha acomodado perfectamente en el útero y el desarrollo está a plena marcha. Se van formando el sistema nervioso y de vasos sanguíneos, igual que el corazón, los pulmones, el intestino y los órganos sexuales. No obstante, todavía no se puede ver mucho porque este pequeño milagro se compone de tan solo tres capas (las hojas embrionarias) y se parece a un OVNI: al principio tiene el aspecto de un minúsculo disco ovalado con el tamaño de una pepita de naranja o manzana para irse convirtiendo poco a poco en un pequeño ser con forma de gusano.
Tu bebé ahora tiene aproximadamente el tamaño de una pepita de naranja.
En la ecografía solo se puede ver la cavidad amniótica que aparece como una mancha negra en el útero con un tamaño de aproximadamente 1 cm.
En este momento, el saco vitelino todavía está alimentando al embrión. La placenta se encarga más tarde de la alimentación. El cordón umbilical también está disponible solo como un pequeño saliente.
¿Cómo te encuentras en la quinta semana de embarazo?
La mayoría de las embarazadas puede alegrarse ahora por una prueba de embarazo positiva, ya que gracias al embrión, aumenta cada vez más la producción de la hormona del embarazo HCG (gonadotropina coriónica humana). Como consecuencia, no se produce la menstruación.
La HCG se segrega a través de la orina de la madre, por lo que las pruebas de embarazo ahora pueden indicar el embarazo. Las pruebas modernas con indicador digital incluso son capaces de mostrar de forma aproximada la semana de embarazo gracias a la concentración de HCG en la orina.
Un tapón mucoso cierra el cuello del útero para proteger al embrión contra gérmenes.
Los siguientes síntomas de embarazo se pueden manifestar:
• Fatiga: tu cuerpo está trabajando a un ritmo muy elevado. Las hormonas están cambiando y sobre todo la progesterona que se va liberando en mayor medida, puede hacer que te sientas agotada.
• Tirones en el abdomen: A algunas embarazadas les preocupan los pellizcos y tirones en el vientre, ya que la sensación puede ser como de una menstruación inminente. No obstante, realmente se está llevando a cabo la "transformación" para el embarazo: El útero va creciendo y los ligamentos redondos se van estirando. Este proceso puede conllevar ligeras convulsiones. Si te sientes insegura, por si acaso debes consultar con tu médico.
• Pezones sensibles, pechos doloridos: muchas mujeres se vuelven sensibles pronto al tacto en la zona de los pechos o notan los sujetadores con aro como desagradables. También pueden aparecer puntos sensibles a presión.
• Estreñimiento: el intestino puede ser más perezoso debido a la progesterona. Haz ejercicio, lleva una alimentación rica en fibra alimentaria y bebe suficiente.
• Mareos o malestar: se supone que la HCG es responsable de las molestias de embarazo "habituales". Pueden ser, por ejemplo, las siguientes:
• Nariz taponada
• Aumento de temperatura
• Urgencia de orinar más frecuente
• Ansias de comer
• Ganas o aversión a cierta comida
Si no lo has hecho todavía: ahora es un buen momento para concertar una cita con tu ginecólogo o ginecóloga.
Si en tu región se ofrece la asistencia de una matrona, también puede ser razonable informarse sobre un acompañamiento durante el embarazo. Sobre todo, si el seguro médico asume el coste de la matrona, en muchos sitios se agota la oferta rápidamente.
Unas ligeras hemorragias son posibles como consecuencia de la nidación y de los cambios que se producen en el útero y el cuello del útero. Deberías aclarar cualquier duda con tu médico y cuidarte al máximo.
También si necesitas medicamentos, a partir de ahora no debes tomar nada sin el visto bueno del médico. Lo mismo es aplicable a remedios vegetales, ya que también pueden tener efectos secundarios que te perjudiquen a ti o a tu bebé.
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